El ser humano es un animal de costumbres, y es innata nuestra tendencia a ordenar y clasificar las cosas. Es por ello que concebimos la secuenciación como la manera habitual de redactar cualquier tipo de texto. Sin embargo, con la llegada del lenguaje digital y las nuevas tecnologías es cada vez más frecuente encontrar documentos que rompen con la estructura lineal, sobre todo en la red, permitiendo al lector tomar distintos itinerarios desde un origen común, según sus intereses e inquietudes.
Estamos por tanto ante una renovación del sistema de escritura, que además coincide con la incursión de nuevos recursos de texto, audiovisuales y de interactividad con el usuario. Según el profesor López García (2003) la navegación horizontal y la interactividad directa de los usuarios hacen que la información alcance un nuevo valor añadido: la relación automática mediante enlaces entre varios textos informativos gracias al uso de links, dando lugar a lo que se denomina un hipertexto.
Es por esto que sobre el periodista recae la responsabilidad de organizar y estructurar la información de manera que el lector encuentre un relato coherente sea cual sea el camino que tome, y sin que el contenido pierda veracidad, precisión, rigurosidad y entretenimiento. Según Janet Murray (1999) el lector no debe ser considerado como autor, aunque “puede moldear materiales atractivos preexistentes” gestionando la información que se le ofrece y leyéndola según su interés.
Debemos tener en cuenta también que el lector de textos en la red es un usuario habitual de los ordenadores y por lo tanto está acostumbrado a interactuar con la máquina, que sabe interpretar metáforas como son los vínculos o los menús desplegables, sin que necesite una explicación acerca del uso de los mismos.
Hemos de destacar que ya encontramos indicios de hipertextualidad en obras de ciencia, literatura, filosofía de varios siglos atrás, aunque es en el siglo XX donde cobra mayor fuerza, con la evolución de los ordenadores.
Una figura importante en este campo es
Vannevar Bush (años 40), científico del MIT. Bush tenía como sueño
crear una máquina capaz de albergar un archivo accesible desde cualquier parte del mundo, a la que llamaría
memex (memory extender). Su idea era la de almacenar libros, archivos y todo tipo de documento escrito o audiovisual en un autómata que se caracterizase por la
rapidez de búsqueda y consulta. La intención de Vannevar era que esta máquina
funcionase como la mente humana, que
clasificase los objetos por las características comunes entre ellos (asociación de conceptos independientemente de su tipo),
al igual que se asocian ideas y pensamientos en nuestro cerebro, descartando ordenaciones alfabéticas o numéricas, más alejadas de la intuición humana. El memex nunca se desarrolló, pero fue un punto de apoyo importante para la creación del hipertexto de la World Wide Web.
Un par de décadas después
Douglas Engelbart, trabajó en el proyecto
Augmentation Research Center consistente en el desarrollo de
máquinas informáticas que, conectadas entre sí, permitiesen resolver problemas complejos lejos del alcance de la capacidad humana. Para ello Engelbart, al igual que Bush, pensaba que era necesario crear un
sistema de almacenamiento que ordenase los datos de forma asociativa, permitiendo
saltar de unos textos a otros e incluso moverse por distintos puntos de un mismo texto. Introdujo por tanto el uso del
hipertexto. Además incorporó las ventanas al entorno de usuario,
participó en el programa Arpanet, antecedente de lo que hoy conocemos como
Internet e inventó el ratón.
Pero realmente, el
primero en usar el término hipertexto fue el estadounidense
Ted Nelson, en
1965 durante un congreso de la
Association Computer Machinery. Con hipertexto entendía “
una estructura no secuencial, un texto que se bifurca, que permite que el lector elija”.
No obstante Nelson tenía pensamientos comunes a Bush y Engelbart, pues
pensaba que, en contraposición con la escritura tradicional (secuencial por derivarse del discurso hablado y por estar los libros escritos siguiendo este orden),
las estructuras de las ideas y el pensamiento rompían con ese esquema, y
se interrelacionaban en diversas direcciones. Siguiendo en esta línea ideológica trabajó en el
proyecto Xanadú, con el que pretendía crear una
gran red informática que funcionase como una base de datos en la que
el contenido se relacionase utilizando enlaces a fragmentos y citas comunes,
basado en el principio de asociación de ideas. Pero este proyecto fracasó. En 1974 publicó
Computer Lib/Dream Machines, que era dos libros en uno, pues al terminar de leer uno de ellos lo dabas la vuelta y comenzabas a leer el otro. Este libro supuso
un manifiesto revolucionario en el campo que proclamaba la
liberación de las personas a través de los ordenadores y de los ordenadores mismos. La publicación de este libro coincidió con la entrada en el mercado de los ordenadores personales, y cita textualmente el artículo
As We may think de su compatriota Vannevar Bush e
introduce también la noción de hipertexto. Posteriormente, ya en 1981 publicó
Literary Machines, en el que hace una
descripción detallada del hipertexto. El propio libro en sí permitía al lector tomar diferentes caminos en la lectura.
La verdadera
expansión del hipertexto se produjo con el auge de la
World Wide Web, ya en la década de los 80 y 90. De hecho, la también llamada “Red de redes” está
basada en el lenguaje HTML (Hypertext Markup Languaje)
y XML (Extensible Markup Language). Posteriormente se habla de
Web Semántica, con la que se pretende recopilar la gran cantidad de datos que circulan por la red y dotarles de una conexión que facilite su acceso y clasificación, que reduzcan los tiempos de búsqueda. Pero aún queda mucho trabajo por hacer, podría decirse que
Internet está aún en sus comienzos, pues actualmente se trabaja en algoritmos complejos que manejan gran cantidad de variables que en un futuro próximo permitirán realizar este tipo de tareas con mayor velocidad y precisión.
Tim Berners-Lee es considerado el
padre de la World Wide Web, y en su propuesta preliminar ya hablaba de
hipertexto como “una información legible para los seres humanos vinculada entre si de manera no obligatoria”.Pero no sólo encontramos
ejemplos de hipertexto en la web, sino
en la literatura tradicional, ya que el hipertexto tal y como lo conocemos hoy día es el
resultado de cruces complejos en los campos de la
informática, la
documentación y las
humanidades, según Alejandro
Pisticelli. Uno de los principales exponentes de esta tradición es
George Landow, quien aboga por replantear las técnicas de construcción del discurso habituales hasta ahora en el mundo occidental, permitiendo al lector crear la obra final de diferentes formas a partir de una estructura básica creada por el autor.
Podemos afirmar que el
hipertexto es la
mejor solución para un servicio informativo online, ya que
se asemeja bastante
al pensamiento humano por medio de los enlaces. Esto da lugar al concepto de
interactividad, donde el lector actúa como co-autor, haciendo del mundo hipertextual un espacio ilimitado, flexible, abierto, en permanente construcción, modificación y ampliación.
Es imprescindible mantener la coherencia en este tipo de estructuras y conectar los elementos que las conforman.
Martin Entgerbretsen distingue tres niveles de coherencia en el hipertexto:
1.Intranodal: Cada nodo debe ser coherente en sí mismo.
2.Internodal: Relaciones entre los hipervínculos.
3.Hiperestructural: Macroestructuras para informaciones periodísticas textuales.
Los hiperenlaces deben presentarse de forma clara y sencilla al lector, ya que le permitirán profundizar paulatinamente en la información.
Las estructuras hipertextuales son entes complejos que engloban distintos tipos de organización de la información: secuencial, jerárquica y en red.
Existen distintas formas de crear un hipertexto, no excluyentes entre ellas:
1. Lineales: un nodo va seguido de otro
2. Estructuradas: nodos estructurados según el diseñador, que a su vez puede establecer una jerarquía.
3. Con conexiones entre nodos: Encadenados (nodos entrelazados entre si) o reticular.
4. Abiertas o cerradas:
- Arbórea o ramificada
- Paralela
- Reticular
- Con barreras
No obstante la elección de una estructura u otra es tarea del periodista en función del contenido, siendo lo normal la combinación de varias de ellas.
En el diseño de una estructura hipertextual influyen tres elementos básicos:
- Características de la información
- Intereses y necesidades del usuario
- Plataforma de distribución disponible
Lean Gentry establece los pasos para crear una narración hipertextual:
- Dividir la información en fragmentos
- Buscar similitud entre ellos
- Agruparlos bajo categorías
- Crear enlaces cruzados
- Usar guiones
- Reconstruir la información.
En el proceso de segmentación o fragmentación
el autor debe ser explícito, directo y claro. Se debe recurrir a la construcción de la
pirámide invertida, dando a los primeros fragmentos un párrafo que resuma el contenido. Cada segmento proveerá de orientación y contexto al lector.
Dividir la historia aumenta las posibilidades de que el lector la lea, a la vez que permite profundizar en la noticia, analizando todos sus aspectos independientemente.También es frecuente cortar en capas o niveles. El nivel más alto ofrece la información esencial y los niveles inferiores información auxiliar.